No cometerás actos impuros
No cometerás actos impuros
Dice el P. Jorge Loring, SI, en su “Para Salvarte” que “En el sexto mandamiento se nos pide que seamos puros y castos en palabras y obras; y tratemos con respeto todo lo relacionado con la sexualidad”
“Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt 5, 27-28)
Va, pues, mucho allá de lo que la letra del precepto divino dice porque Cristo conoce la verdadera voluntad de Dios y a ella se acoge y de ella habla y predica.
Pues bien, además de lo citado arriba como instrumento espiritual del que socorrerse para no atentar contra el sexto Mandamiento, existe uno que es, digamos, esencial, básico y general para conseguir tal fin: la castidad.
La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.
La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don.
LA CASTIDAD SE VIVE DE 3 FORMAS
- Los sacerdotes y religiosos han renunciado, como ofrenda a Dios, a casarse y a tener vida sexual para entregarse totalmente al Creador.
- Los novios y solteros viven la castidad con la continencia. Los novios a través del dominio de su cuerpo demuestran que respetan el del otro y que lo aman por ser quien es y no por ser, como cosa susceptible de uso, lo que es. Los solteros en la consideración de respeto hacia su propio cuerpo.
- Las personas casadas han de vivir en castidad que viene a significar manifestar el respeto hacia el otro y estando abiertos ala vida.
- El sexto mandamiento prohíbe toda acción, conversación o mirada contraria a la castidad dentro o fuera del matrimonio
- El pecado de impureza pone al hombre por debajo de la condición de los animales, y le arrastra a otros pecados, pues es uno de los pecados capitales: la lujuria. Esta consiste de un modo principal en el apetito desordenado de deleites venéreos. Se da fuera del matrimonio, o dentro de él quebrantando sus leyes.
Este mandamiento nos dice que debemos respetar nuestros cuerpos,nos invita a seguir un camino que es difícil
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